miércoles, 4 de septiembre de 2013

COMO COMUNICARSE CON EL NIÑO




Desde la primera infancia , cuando los niños empiezan a familiarizarse con el lenguaje, es necesario ir construyendo a través de la comunicación los pilares sobre los que van a asentarse la autoestima del niño.
Tanto en la escuela, como en casa , o cualquier otro entorno, debemos de establecer una buena comunicación.
Para ello:

Comuníquese regularmente. Asigne un rato cada día para hablar con el niño.Es necesario destinar un horario fijo para establecer la comunicación.
Si es profesor puede dedicar una parte del horario escolar para favorecer la comunicación en el aula
( profesor- alumno, alumno-alumno).El tiempo destinado a hablar puede ser empleado en compartir todo aquello que inquieta a la clase, resolver conflictos,..
Los padres han de destinar un horario diario para comunicarse con su hijo, compartiendo ambos todo lo acontecido en el día. Con tan  sólo sean cinco minutos a la hora de acostarse es suficiente para ir consolidando el pilar de la comunicación. Siéntese a hablar. 

 Repase lo acontecido cada día para hablar. Cuando el niño pide a sus padres que hablen con él o da pistas no verbales de que algo le está preocupando, es imprescindible sentarse en un lugar privado cuanto antes para comenzar la conversación.
Si compartimos nuestras inquietudes o todo aquello que nos preocupa con el niño, lo que conseguimos es favorecer la comunicación, confianza. Si el niño siente que su opinión es importante va a ganar confianza,
Particularmente con los niños pequeños lo mejor es hablar en ese mismo instante. 

La comunicación puede aplazarse, pero ha de asegurarse que cumpla con su compromiso.
A veces, en clase, nos podemos encontrar que a la hora establecida de comunicación estamos con un buen ambiente de trabajo, o hay otros impedimentos; es por ello que PODEMOS APLAZAR NUESTRA HORA DE COMUNICACIÓN. Para ello es NECESARIO asignar otro momento más tarde. Explique a los alumnos el POR QUÉ del aplazamiento de la cita de conversación.
En casa también podemos encontrarnos que el momento establecido para nuestra conversación hay mucho ruido,o nos encentramos en medio de una llamada telefónica. dígale a su hijo :"No podemos hablar ahora porque hay demasiado ruido, pero hablemos de ello en tu habitación esta noche en cuanto estén recogidos los platos de la cena». Asegúrese siempre de cumplir la cita.

Préstele la máxima atención. Diga al resto de la familia que no moleste, acuda a un lugar privado y actúe como si tuviera todo el tiempo del mundo para escuchar. Preste al niño la misma atención que la que se prestaría a un amigo que viniera a hablar de un problema importante.

Inicie la conversación. Algunas veces, cuando los niños quieren hablar, les cuesta mucho arrancar. De modo que pueden ser de ayuda frases como «Hablemos» o «Dime lo que te preocupa». Pero cuanto más específicas sean las frases de apertura, mejor. Se puede decir, por ejemplo, «Cuando llegaste del colegio hoy parecías muy triste. ¿Me quieres contar qué te ha pasado?». Si el niño indica que, en efecto, pasó algo en la escuela pero no quiere hablar de ello en ese momento, debe saber que habrá tiempo para hablar más tarde. Si el niño necesita un pequeño empujón adicional, hágalo suavemente para ayudarle a arrancar. Intente contarle un cuento, lea un libro o comente sobre una situación similar. A veces la mejor manera de ayudarle a empezar es sentarse abrazándole y esperar tranquilamente a que arranque.
Cuando haya iniciado la conversación, esfuércese en mantenerla viva.
No de soluciones, ni consejos ni discursos. Escuche activamente.

ESCUCHE ACTIVAMENTE: El escuchar activamente significa repetir lo que el niño ha dicho o interpretarlo. Si el niño dice, «Eduardo me ha pegado», el padre responde, «¡Te ha pegado!».
Es IMPORTANTE conocer las emociones ligadas a todo aquello que nos cuente. Enseñando a identificar las emociones del niño iremos ayudando a que sepa gestionarlas y contribuir así a una buena autoestima.
Los padres, los docentes, han de pensar que se deben poner a la altura de la visión del mundo que el niño tiene, no necesariamente de la «verdad» exacta sobre lo que ocurrió. No hay que exagerar ésta o cualquier otra técnica. Si se repite cada afirmación que el niño hace o se hacen demasiadas preguntas, quizás el niño se sienta incómodo o se interrumpa.

Utilice preguntas abiertas para suscitar la confianza y para que el niño continúe hablando. «¿Y entonces qué pasó?» «¿Qué dijo?».
Las exclamaciones cortas como «¡Oh no!» o «¡Ah!» pueden hacer avanzar la conversación.


Es importante que reconozca y aprecie el esfuerzo que hace el niño por compartir su mundo interior. 
Cuando el niño habla a sus padres o docentes de acontecimientos importantes de su vida, éstos deben expresar que les parece fantástico. Se le puede decir simplemente «Gracias por contarme esto». O quizás, «Sé que te habrá sido difícil hablar de eso. Me alegro de que sientas que puedes hablar conmigo cuando algo te esta preocupando». Otra manera de agradecer al niño aquello que nos ha contado puede ser  puede ser abrazarlo.

Es necesario crear este hábito en casa y en la escuelas para construir los cimientos de una buena autoestima.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy util habrá que probar

Begoña dijo...

Enhorabuena por el blog!! Muy buenos consejos!!


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