Cuando nos olvidamos de la paciencia, aparace la IMPACIENCIA, amiga de los lloros; enemiga de la diversión; amiga del aburrimiento y muchas veces del enfado.
Como padres, docentes, nos encontramos atrapados por la IMPACIENCIA de nuestros niños muchas veces, y cómo las emociones se contagias, acabamos todos embuidos en un ambiente ralo y poco agradable para el aprendizaje.
Estoy descubriendo cómo los niños buscan de la paciencia cunado la impaciencia toca sus culetes, o sus brazos, y la verdad he visto cosas de las más varias:
Hay quienes sucumben a la impaciencia.
Otros, levantan sólo una nalga( cosa complicada) teniendo el resto del cuerpo apoyado en la silla.
Los hay los que los ves mirando por la ventanoa, soñando probablemente con estrellas, duendes, princesas o piratas.
Otros que se levantan y se sientan ; y se vuelven a levantar y otra vez a sentar... parecen que estén bailando un divertido baile que sólo ellos conocen los pasos.
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Lo que hoy he aprendido de mis niños, es que necesitan de la paciencia para ser más felices, por lo que os propongo que cada día, cuando considereis, padres, docentes, hagamos 5 minutos de mindfulness al día.
Feliz martes !!!!!!
