viernes, 25 de octubre de 2013

LAS HUELLAS DACTILARES DE LOS SENTIMIENTOS

Nuestro cuerpo transmiten señales cuando estamos apunto de perder el autocontrol. Son los huellas dactilares de los sentimientos las que identifican nuestros signos de estrés o irritación.
Si pensamos en lo que hemos hecho hoy, o lo que hicimos a lo largo de la semana, puede ser que las identifiques; todo el mundo las tenemos, pero al igual que las huellas dactilares, son únicas para cada persona.
Puede que a ti te de dolor de cabeza, a otra persona sudor de manos, o tal vez rigidez de cuello, o incluso todas a la vez..
Cuando, bien nosotros los padres, o los docentes, nos encontramos ante esta situación, o nos enfrentamos a una situación difícil, podrás observar cómo te sientes y cuáles son tus huellas dactilares.
Podemos realizar este ejercicio para ir enseñando a nuestros hijos a ejercer autocontrol de las señales de estrés, irritación,..



El primer paso es reconocer y aceptar, sin juzgar, nuestro estado emocional:
"Mi cuerpo me envía un dolor de cabeza en la sien izquierda y ardor de estómago cuando estoy disgustado y sometido a estrés".
Una vez hayas reconocido tu estado emocional, los niños podrán detallar situaciones en la que ellos se sintieron disgustados, y cuáles fueron sus huellas dactilares.Con esto pretendo que conozcan las "situaciones desencadenates" de su estado emocional.
Al reconocer las huellas dactilares de los sentimientos nos va ayudar ya que estamos informados que nos encontramos en una situación difícil y necesitamos autocontrol.
El tercer paso, es normalizar las emociones y los signos que experimentan, pues todo el mundo en algún momento se encuentra envuelto en este estado.
Hay veces que nos resolvemos un problema de manera reactiva, nos lanzamos de cabeza él, y más cuando estamos inmersos en esas situaciones difíiles, sin estar preparado para ello. La respiración nos ayuda a mantener la calma y nos ayuda tanto a padres, niños, profesores a estar calmados y a autocontrolarse en un conflicto.
El último paso requiere que tanto docentes, padres y niños puedan mantener la calma para favorecer el autocontrol.
Podemos enseñar que cuando en casa digamos la palabra "calma" todos estemos en calma.



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